15.152 millones de euros. Esta es la cifra que el Banco de España acaba de hacer pública sobre la necesidad de capital del sistema financiero español en su conjunto. Es una cantidad ciertamente relevante en una coyuntura como la actual de capital escaso en los mercados financieros internacionales. Pero tampoco es ningún drama. Y, desde luego, queda bastante por debajo de los 50.000 millones de euros que hace un par de semanas estimó la agencia Moody’s, la misma que rebajó el rating del Reino de España horas antes de conocerse los cálculos oficiales del Banco emisor, con cierto grado de nocturnidad (aunque fuera a primera hora de la mañana) y alevosía.
La verdad es que los análisis sobre el sistema financiero español pueden dejar bastante confuso al personal. Hemos pasado de tener el sistema financiero más fuerte del mundo mundial, como se proclamaba al inicio de la crisis, a dudar de la viabilidad del sector de las cajas de ahorro, corriente que se extendió desde finales del pasado año sin que nadie saliera a decir lo contrario. Ni tanto ni tan calvo. Pero es cierto también que, a diferencia de EEUU, aquí se ha optado por dilatar el reconocimiento del problema y ello ha mermado la credibilidad del sistema y del propio Banco Central. Habrá que ver si el mercado acepta como bueno este ultimo striptease o no acaba de creérselo.
El ejercicio realizado por el Banco de España -al igual que los stress tests del pasado año- debería ayudar, una vez más, a tranquilizar a los inversores, porque tiene al menos una virtud clara: permiten discriminar entre las buenas entidades, la menos buenas y las malas. Una mayor transparencia abre la puerta a que el mercado deje de considerar a las cajas de ahorro como un todo y examine entidad por entidad.
Según el Banco de España, la foto es muy clara: Bankia (la megacaja liderada por Rodrigo Rato) es la que tiene una mayor necesidad en terminos absolutos -5.775 millones de euros-, más de un tercio de lo que necesita el sistema en su conjunto. Sin embargo, en términos relativos, su déficit para alcanzar el 10% de capital que le exige la nueva normativa es de 2,9 puntos porcentuales.
Es un déficit no desdeñable pero bastante por debajo de los problemas acumulados por las cajas catalanas (Catalunya Caixa necesita 3,5 puntos porcentuales de capital adicional y Unnim, 3,3 puntos porcentuales) o de la caja gallega, Novacaixagalicia, que necesita nada menos que 4,8 puntos porcentuales.
En el caso de Bankia, su necesidad real una vez realice su salida a Bolsa, ya aprobada por el Consejo de Administración, se reduce a 1.795 millones de euros, para cumplir con el coefiente del 8%, que es el que se le exigirá al cotizar en bolsa. Por comparar: Barclays, que en demasiadas ocasiones ha juzgado severamente la economía española, precisa de una inyección en su filial española de 552 millones de euros, bastante superior a Bankia en términos relativos, ya que supone un déficit de 2,8 puntos porcentuales.
Las cajas de ahorros y bancos españoles saben que ya no queda más tiempo para su ser o no ser. Lo realmente relevante es que de la manera más rápida posible se pase la página de los déficit de capital, a través de las alternativas puestas encima de la mesa, incluída la nacionalización parcial en los casos precisos, como se hizo en EEUU y Reino Unido. Es responsabilidad de cada entidad tomar sus decisiones y ganarse la credibilidad del mercado.
Sólo de esta forma, con entidades suficientemente capitalizadas, volverá a fluir el crédito.Y sólo en ese momento, cuando se abra el grifo de la financiación a las familias y empresas, podremos hablar de una verdadera recuperación de la economía. Eso, claro está, si no lo estropean los tipos de interés al alza y los precios del petróleo.