Interesante columna de Lucy Kellaway en Financial Times sobre la idoneidad o no del fichaje de un brillante CEO, que no obstante genera una duda debido a su extremada facilidad para laminar a sus asistentes personales (PA’s). Según la consulta a Lucy, el candidato es brillante, carismático y muy ‘business and results oriented’, lo que apunta a un ejecutivo acostumbrado al éxito, que hace ganar mucho dinero a la compañía para la que trabaja, además de embolsarse él mismo una retribución estratosférica. ¿Pero es normal que en los dos últimos años haya prescindido de doce PA’s? Para Lucy, depende del tipo de trabajo que vaya a tener encomendado. En un hedge fund, por ejemplo, este dato puede ser secundario, pero en una empresa industrial es fundamental que el máximo responsable ejecutivo se lleve bien no sólo con los que están por encima de él, sino también con los que están por debajo. Y en el caso que nos ocupa, no parece una buena tarjeta de presentación esta extrema facilidad de prescindir de las asistentes personales. Este ejemplo del FT sería aplicable a un error que cometen demasiadas veces las compañías: dejarse llevar por la brillantez aparente de un fichaje, sin considerar hasta qué punto esa persona va a encajar en la cultura corporativa o va a ser capaz, si ese es el objetivo del fichaje, de modificar dicha cultura creando valor. En algunas ocasiones, el resultado es al final la destrucción de valor, o el fracaso del fichaje del relumbrón.