Barak Obama está enganchado a la BlackBerry y cuando accedió a la presidencia de la todavía primera potencia del mundo sus asesores de seguridad le sugirieron que debía desengancharse.
Pues bien, según una curiosa historia publicada por WSJ, las cadenas hoteleras de EEUU están empezando a ofrecer paquetes vacacionales que incentivan dejar en la recepción del hotel cualquier tipo de ‘smart device’ y hacer una cura de desintoxicación total durante las vacaciones.
Algunos hoteles ofrecen descuentos y otros programas de relajación o tratamientos como reclamo: la condición es que el cliente deje en recepción su iPhone, Ipad, BlackBerry o cualquier otro aparato y se desconecte al 100% durante su estancia.
La cosa tiene su miga porque según un reciente estudio de American Express, el 79% de los 2.000 encuestados piensa pasar sus próximas vacaciones conectado.
Los testimonios reales que recoge WSJ son esclarecedores. Por ejemplo, el del ex consejero delegado de Tripology, una website que pone en contacto a los viajeros y sus agentes, quien se inspiró en su hija de cuatro años cuando ésta le preguntó dónde estaba su iPhone. «Me dí cuenta de que estaba demasiado interconectado al ver que una hija asocia el teléfono con su padre». Y decidió dejar el hábito de golpe, al menos durante la estancia vacacional con su hija.
Lo cierto es que frente a las múltiples ventajas que nos han traído las nuevas tecnologías, en forma de mejoras de comunicación, en especial a nivel profesional, también se producen situaciones sobre las que deberíamos reflexionar. Si hace unos meses hablábamos aquí de la (mala) educación digital, este reportaje de WSJ es una nueva muestra para cuestionarnos la dependencia excesiva de ese estilo de vida interconectados a todas horas.