Los españoles y los portugueses lo tienen claro: sus Gobiernos deben reducir el gasto público. De hecho, de todos los países europeos, España y Portugal son los dos países con mayor número de personas que quieren austeridad pública, influidos sin duda porque han visto las orejas al lobo.
Esta es al menos la conclusión de una encuesta realizada en junio pasado por German Marshall Fund, que recoge hoy el Daily Chart de The Economist.
Los datos son esclarecedores de hasta dónde ha llegado la preocupación por el problema de las cuentas públicas en los países con mayor presión de los mercados financieros.Según el gráfico adjunto, más de un 60% de la población española cree que el Gobierno debería recortar el gasto público frente a poco más del 10% que apuesta por un incremento del mismo.
En el caso de Portugal, la diferencia es mayor, ya que el 80% de la población defiende recortes del gasto frente a menos del 10% que prefiere aumentos. En ambos casos, explica The Economist, ha habido un claro cambio de tendencia en la opinión, ya que, en 2009, los que opinaban que había que gastar más eran un tercio de la población.
El caso de Italia, que está sufriendo también la presión de los mercados, muestra una opinión algo más equilibrada, de casi un 50% a favor del recorte de gastos frente a algo más de un 20% a favor de un aumento. Aunque en este caso puede influir que en junio, cuando se realizaron las encuestas, Italia no había sufrido con toda la crudeza el ataque de los mercados.
Reino Unido, por su parte, es el país que muestra el mayor equilibrio: algo más del 30% de la población aboga por recortes del gasto público frente a algo menos del 30% que prefiere una política expansiva.
Lo cierto es que estos datos tienen una doble lectura. A nivel general, pese al debate abierto entre los defensores de la austeridad a ultranza de las cuentas públicas y los defensores de una política fiscal dirigida a apoyar un mayor crecimiento económico para evitar una recaída, la población de a pie en la mayor parte de los países tiene claro que los Gobiernos deben apretarse el cinturón. Han calado, por tanto, los mensajes de la necesidad de control del gasto público.
La segunda lectura, más en clave interna, es cómo los partidos políticos españoles van a presentarse a las próximas elecciones generales.
Si consideran fiable los datos de esta encuesta, que coincide con otros ejercicios demoscópicos recientes en los que una mayoría aprobaba fijar límites constitucionales al déficit público, la lección clara: lo que está de moda, ahora mismo, en España, es la austeridad. Y por tanto los partidos deberían volcarse en propuestas que dejen claro su compromiso con embridar las cuentas públicas.