Cuando uno entra en Zara sabe muy bien dónde está. Lo mismo ocurre con otras marcas importantes, como BBVA, Starbucks o El Corte Inglés.
Son algunos pocos ejemplos de compañías con una cultura corporativa muy arraigada, que transmite a los consumidores una marca de la casa diferencial. La cultura corporativa, al final, es un puntal clave en la estrategia de cualquier compañía líder en su sector.
Una cultura corporativa fuerte florece con una serie de valores y normas que guían activamente la forma cómo una compañía opera. Tanto en los momentos buenos como en situaciones de crisis o dificultades, la cultura corporativa será capaz de orientar la toma de decisiones y la ejecución de las mismas.
Pero, ¿realmente las empresas valoran en su justa medida la importancia de la cultura corporativa?
No siempre es así, al igual que ocurre con la marca y otros intangibles. En muchas ocasiones, se interpreta todo lo relacionado con la cultura corporativa como un asunto impulsado desde Recursos Humanos no se sabe muy bien para qué.
La realidad es que una cultura corporativa bien asentada es fundamental para la estrategia de cualquier empresa, ya que marca un estilo de gestión que es el que sirve para diferenciar a esa compañía de sus competidoras.
Conforme al blog FastCompany, hay significativos beneficios que provienen de una cultura viva y vibrante:
–Foco, ya que se alinea a toda la compañía en la consecución de una misma visión, misión y objetivos.
–Motivación, al construir una mayor motivación y lealtad de los empleados.
–Conexión, al facilitar el trabajo en equipo entre distintos departamentos y divisiones.
–Cohesión, construyendo consistencia y propiciando la coordinación y el control en toda la empresa.
– Espíritu, creando una forma de comportarse en el trabajo para ser más eficientes.
Una cultura corporativa fuerte es un elemento clave a la hora de crear la marca y por ello es fundamental invertir tiempo y recursos para construir ambos intangibles, que van de la mano.
No es una tarea fácil, todo lo contrario, y requiere compromiso de la alta dirección. Hay algunas ideas que pueden ayudar a construir esa cultura empresarial diferente:
1. Propicia un liderazgo dinámico e involucrado, en el que se comunique de forma activa y evolutiva los valores de la empresa, su papel en el mundo, sus objetivos, etc.
2. Mantén vivos los valores. No te quedes sólo en una lista de valores de la cultura en el power point; hay que gestionarlos activamente y propiciar que formen parte del día a día de los equipos, los productos y servicios, los espacios y eventos, y en la propia comunicación.
3. Propicia la responsabilidad de tus colaboradores, pues una cultura corporativa fuerte aumenta el compromiso de los empleados al tiempo que reconoce su talento
4. Celebra los éxitos y aprende de los fracasos. Un error habitual en la mayoría de compañías es ir tan rápido que se olvidan de celebrar sus victorias.
Como afirma el post ‘Culture eats strategy for lunch‘, «el éxito a largo plazo depende de una cultura corporativa que se alimenta y está viva. La cultura es el medio ambiente en el que tu estrategia y tu marca prospera o sufre una muerte lenta».