Los impuestos en los programas de Obama y Romney: una desigual distribución de la carga

Intentar comparar las promesas fiscales de Barack Obama y de Mitt Romney no se ha de hacer desde una perspectiva unitaria en cuanto que ambos están sujetos a determinadas situaciones bien distintas en un caso y otro. En primer lugar, uno se presentará a la reelección con un importante bagaje de gobierno tras de sí; mientras que el otro es el aspirante que aún no ha vencido a sus contrincantes de partido para aspirar a tal. O como dice Ezra Klein, un experto analista del Washington Post, no es como comparar manzanas con manzanas.

Obama ha de asumir el peso de la responsabilidad de gobierno y sus números han de cuadrar; por su parte, Romney se encuentra en plena campaña de primarias tratando de controlar las veleidades derechistas de Newt Gingrich y Rick Santorum que están calando en las posiciones más conservadores del Partido Republicano a los que Romney trata de apaciguar y contentar, con lo cual es comprensible que sus promesas electorales sean más fantásticas que las del actual presidente.

Tal como se puede comprobar en el cuadro adjunto, el plan del presidente Obama pretende aumentar los ingresos fiscales a costa de las unidades familiares con mayores ingresos mientras que el plan de Romney aumentaría los ingresos aumentando los impuestos a las familias con ingresos bajos y medianos.

El plan de Obama, según el analista del diario estadounidense, aumentaría los ingresos por impuestos al 19,2% del PIB fundamentalmente gravando las ganancias de los ciudadanos que perciban más de 250.000 dólares al año. El plan de Romney sitúa estos mismos ingresos en aproximadamente el 17% del PIB; la merma beneficiaría a los ingresos más altos. Es decir, las familias con menores ingresos pagarían algo más con el plan de impuestos de Romney mientras que las familias con altos ingresos pagarían mucho menos.

Respecto a los gastos federales, una estimación más o menos realista los sitúa, para la próxima década, entre el 22% y el 23% del PIB. Los ingresos del plan de Romney se encuentran, pues, entre cinco y seis puntos por debajo de ese nivel y dado que el aspirante republicano se ha comprometido a equilibrar el presupuesto sin reducir el gasto de defensa, para que sus números  cuadren tendría que recortar todos los capítulos del gasto interno, incluidos los programas de salud y la Seguridad Social, en más de un 35%, según asegura el artículo de Washington Post.

Felicitación Navideña