A pesar de los intereses diferentes y las variadas situaciones por las que atraviesan los tres países, en lo que sí coincidieron en la pasada cumbre del día 2 de este mes en Washington, Estados Unidos, Canadá y México fue en un triple reto de la agenda común: el crecimiento económico, la creación de empleo y aunar esfuerzos y estrategias para combatir la plaga del narcotráfico que tiene sumido al país centroamericano en un grave conflicto social donde los asesinatos y los enfrentamientos violentos de las fuerzas de seguridad mexicana con los narcotraficantes son habituales.
En la reunión quedaron patentes las diferentes situaciones políticas de los tres máximos mandatarios del trío de países, según un artículo de Economist Intelligence Unit. Por un lado, Barack Obama afronta una dura e incierta batalla reelectoral mientras que el primer ministro canadiense, Stephen Harper, disfruta de la comodidad aportada por su cómodo triunfo en las elecciones generales de 2011. A su vez, Felipe Calderón se encuentra sujeto a los límites constitucionales impuestos por la proximidad de elecciones presidenciales, que pone fin a su sexenio.
Sin embargo, los tres expusieron en la reunión algunos e importantes intereses comunes tales como el impulso del crecimiento económico y la creación de empleo a través del comercio y frenar el tráfico de drogas y la violencia asociada. La reunión sentó las bases para la Sexta Cumbre de las Américas los próximo 14 y 15 del presente mes en Colombia, donde las estrategias de lucha contra las drogas podrían ser dar lugar a una polémica confrontación de opiniones.
Los tres países forman parte del Nafta, un acuerdo de libre comercio que ha proporcionado importantes beneficios y que en 2011 les llevó a superar por vez primera la barrera del billón de dólares (1 trillion anglosajón) en el comercio engtre los tres. En todo caso, los tres países afrontan la debilidadad del crecimiento y por ello buscan nuevos acuerdos para simplificar más el comercio entre ellos.
Al mismo tiempo, México y Canadá quieren participar en el embrionario Trans-Pacific Partnership, un acuerdo liderado por EEUU para incentivar las relaciones con otros ochos países de la región del Pacífico, incluidos China y Perú, que EEUU quiere convertir en palanca para las relaciones con Asia. Por ahora, Obama no se ha comprometido a integrarlos.
Al margen de las negociaciones de índole comercial, en la cumbre quedó claro que la violencia y el tráfico de drogas eran las prioridades de México, cuestiones que también ocupan lugar prioritario en los programas electorales de los tres aspirantes a ocupar la presidencia del país en sustitución de Calderón, quien desde que asumió el cargo, en 2006, ha mantenido una permanente ofensiva contra los cárteles de la droga con un resultado, hasta ahora, de 50.000 muertos. Aunque son muchos los mexicanos que consideran la estrategia antidroga como un fracaso, Obama y Harper hicieron patente su apoyo al presidente de México.
Calderón reiteró la antigua demanda para que EEUU frene el flujo de armas hacia México y para renovar la prohibición de venta de armas de asalto. Estas armas de tipo militar han caído en manos de los cárteles de la droga de México y contribuido a la violencia mortal imperante en el país. Sin embargo, es más que probable que Washington haga caso omiso a semejante pretensión mexicana teniendo en cuenta que se trata de un año electoral y que el lobby estadounidense favorable a la tenencia de armas goza de enormes apoyos en el país norteamericano. Obama únicamente expresó su apoyo a una mayor coordinación entre los países.
En la próxima cumbre de Colombia se prevé que los países centroamericanos presenten una propuesta conjunta para discutir la posible despenalización de la droga. Sin embargo, no está nada claro que EEUU esté dispuesto a discutir el asunto y no es muy probable que la idea sea apoyada mayoritariamente por América Latina. Es casi seguro que la despenalización en los países consumidores no llegará a producirse en el corto plazo y es más que probable que la estrategia actual continúe durante algún tiempo.
Otros temas de la agenda en Washington fueron el cambio climático, la energía limpia y la inmigración. Sin embargo, los comunicados y declaraciones formales no hicieron mención a un tema de vital importancia para Canadá: el futuro del controvertido oleoducto Keystone XL desde las arenas bituminosas en Alberta al Golfo de México en EEUU. Obama pospuso la decisión sobre el conducto para proporcionar más tiempo al estudio del impacto ambiental.
Harper quedó claramente decepcionado con el aplazamiento y ha declarado que Canadá miraría a otros mercados para su producción de arenas bituminosas, si el oleoducto no es aprobado. Recientemente visitó China, una opción alternativa pero lejana y su Gobierno acaba de abrir conversaciones de libre comercio con Japón para aliviar su dependencia del país vecino. A pesar de la controversia no es probable que la estrecha relación entre EEUU y Canadá se vea afectada, augura el artículo de EIU.