Pocas veces se encuentra una visión realista de la función de comunicación empresarial. En este caso, la pregunta es: cómo es posible que las grandes empresas tecnológicas comuniquen tan mal después de haber incoporado a sus filas a profesionales de peso como responsables del área. Por ejemplo, el ex secretario de prensa de Bill Clinton, Joe Lockhart, se incorporó a Oracle, y el ex jefe de comunicación de John McCain (candidato a la presidencia de EEUU), está en Google.
La respuesta de Frédéric Filloux, el autor de este post en Monday Note, es muy clara: porque por debajo de ese fichaje estrella las empresas tienen a gente mediocre. No siempre es así: muchas veces los mediocres son los primeros responsables, que por esa mediocridad prefieren rodearse de colaboradores que no les hagan sombra en lugar de demostrar inteligencia incorporando a su equipo a los mejores para cada puesto.
En el post, hay reflexiones interesantes y quizá una de las que más llama la atención es que las compañías algo más clásicas entienden mucho mejor la comunicación corporativa, frente a las nuevas empresas tecnológicas. Tiene sentido, porque las nuevas formas de comunicación a través de plataformas tecnológicas, redes sociales y nuevos canales es un tema de recursos y de cultura corporativa. Pero la ventaja de las empresas y sectores más veteranos es que pueden tener mucho más asentada una capacidad de toma de decisiones estratégicas que en una compañía más joven no está tan rodada.