Poco a poco se van conociendo los efectos de las políticas de austeridad a ultranza que hace apenas unos meses eran supuestamente la panacea. Y los resultados no son nada positivos.
La receta impuesta por Angela Merkel a sus socios europeos como condición para financiar los abultados déficit fiscales ha tenido un efecto ‘boomerang’, si se atiende a los datos recientes de Deuda Pública sobre PIB en las principales economías del sur de la eurozona, según se aprecia en el gráfico adjunto.
Existe coincidencia en que a medio y largo plazo no son recomendables el exceso del gasto y los déficit en las cuentas públicas, ya que acaban pasando factura.
Pero lo que la reciente crisis está poniendo en duda es que en una situación de recesión haya que apostar por la austeridad sin condiciones, como se ha hecho en Europa hasta hace bien poco.
Más bien al contrario. Conforme a los datos del gráfico, los principales países del sur de Europa no sólo no han rebajado el peso de la deuda sobre el PIB gracias a esa política de austeridad, sino que la han aumentado, haciendo baldíos muchos de los esfuerzos de la población.
Mientras, explica en un interesante artículo el WSJ, EEUU practicó una política fiscal expansiva en plena recesión, durante 2008 y 2009, con bajadas de impuestos y aumento del gasto, y eso le produjo un aumento importante del déficit, hasta el 10% del PIB.
Pero también trajo la recuperación económica, que aunque modesta, ha permitido a la todavía primera potencia mundial reducir rápidamente el desequilibrio de sus cuentas públicas.
Posiblemente, una vez que en septiembre se celebren las elecciones en Alemania y, como parece probable, Merkel sea reelegida, será el momento de empezar a cambiar el discurso económico.