The Economist analiza una vez más la situación de la economía global, tanto en su primer editorial como en páginas interiores, bajo el indicativo titular de ‘Be afraid‘.
El semanario vuelve a focalizarse en la necesidad de que los dirigentes políticos actúen con mayor audacia para solventar la compleja situación en la que se encuentra la economía global. Pese a que los últimos días se ha generado un mayor optimismo en Europa, tras la reciente reunión anual del FMI en Washington, persisten tres graves problemas: la verdadera solución para salvar el euro no está tan cercana; la economía mundial está entrando en una zona de oscuridad a la que nadie se está enfrentando con realismo, y en EEUU los dos grandes partidos políticos distan mucho de acercar posturas para encontrar soluciones comunes.
De una forma resumida, para The Economist, ante los grandes problemas, los políticos parecen liliputienses. O lo que es lo mismo, a grandes males remedios nimios. Esta es la verdadera razón para estar preocupados.