Existían esperanzas de que la población mundial elevara su grado de conocimiento e información mediante la navegación por Internet.
Pero parece que no ha sucedido así, según atestiguan Mark Graham, Monica Stephens, Scott A. Hale y Kunika Kono en su reciente ebook, Geographies of the World’s Knowledage y sobre el cual publica un breve comentario la web Atlantic Mobile.
Lo que sí parece evidente es que quienes viven en países ricos o pertenecen a una clase con cierto poder adquisitivo han cambiado, con casi toda probabilidad, su forma de acceder a la información y al conocimiento.
Pero si se atiende al modo de producción tanto de la información como del conocimiento, las cosas siguen exactamente igual que antaño: el mundo de habla de inglesa sigue dominando la información y la producción educativa, con Estados Unidos a la cabeza.
En el prólogo del libro, Corinne Flick, de Convoco Foundation, expresa en tono crítico que ha llegado a la lapidaria conclusión de que Internet no ha colmado en absoluto la esperanza de que el conocimiento fuera más accesible.
“Muchos analistas y expertos habían especulado con que Internet permitiría a las personas no pertenecientes a países industrializados tener un más amplio y fácil acceso a la información y a la educación pero lamentablemente no ha sido así y las expectativas iniciales no se han cumplido”, según afirma en el artículo de Atlantic Mobile.
Hay dos hechos que explican esta situación:
1. Las personas sin recursos no acceden a la educación que les permita escribir en los foros de conocimiento, sea o no en internet.
2. La mayor parte de la gente que vive en los países pobres no dispone del tiempo para producir materiales y escribir de forma gratuita.
Lo cierto, concluye el post, es que queramos o no Internet no se ha convertido en una varita mágica para aumentar la igualdad en el mundo.