Si es de los que tiene como contraseña de su cuenta bancaria el famoso 123456, lleva años sin actualizar el antivirus de su ordenador de casa, o interactúa con su cuenta a través de un email infectado su conducta podría salirle cara.
Al menos, eso es lo que se están planteando los grandes bancos británicos, según ha revelado Financial Times. El rotativo inglés asegura que las entidades financieras de su país han formado un grupo de trabajo junto a miembros del Gobierno, el Banco de Inglaterra y agentes de la agencia de seguridad y espionaje cibernético electrónica del Reino Unido (más conocida por las siglas GCHQ). Entre las propuestas que se están discutiendo está la de que clientes particulares y empresas que no cumplan con las medidas mínimas de seguridad cibernética no tengan que ser compensados por la entidad financiera en caso de que los hackers ataquen sus cuentas y roben su dinero o sean víctimas de algún tipo de fraude.
Hasta ahora, las entidades financieras están cubriendo el coste derivado de los fraudes de los que son víctimas sus clientes. En 2015, las pérdidas por fraudes financieros en Reino Unido superaron los 755 millones de libras (1.018 millones de euros), según los datos de Acción contra el Fraude que cita Financial Times. La mayoría de ellos fueron realizados a través de la banca por internet que registró un incremento de fraudes del 64% en solo un año.
Los bancos consideran que asumir el coste de esos delitos, como han venido haciendo hasta ahora, se puede convertir en un coste excesivo en un contexto de ajustes como el actual. Con los años estas situaciones han dejado de ser casos aislados y todo apunta a que el futuro este tipo de ataques contra la seguridad financiera será cada vez más generalizado.
En el seno del mencionado grupo de trabajo se está debatiendo si son las empresas y las entidades financieras las encargadas de velar por la seguridad de sus clientes o si es necesario que el Gobierno o el Banco de Inglaterra impongan una legislación más restrictiva en este asunto.
Según Financial Times, la GCHQ ha constatado que en demasiadas ocasiones los clientes están utilizando software obsoleto y lleno de vulnerabilidades que los hackers aprovechan. Aun así, este organismo estaría presionando a las entidades financieras para que sean ellas quienes asuman una actitud más “activa” a la hora de combatir el cribercrimen.
Mientras llega el acuerdo, algo que según Financial Times podría llevar años, los hackers no parecen tener intención de frenar sus ataques.
Así que, todo apunta a que como medida preliminar, las entidades financieras están pensando en implantar un protocolo de actuación que constaría de una primera etapa en la que se instaría a los clientes a mejorar su seguridad y se si se comprueba que no cumplen con esos requisitos podrían ser excluidos de los servicios de banca online o cualquier que implique una conexión digital.
Solo en última instancia, si los clientes incumplen las recomendaciones de actualización y son víctimas de un fraude, el banco podría negarse a compensar las pérdidas