Las fintech se asocian con los operadores tradicionales, no sólo compiten con ellos

La palabra fintech está de moda. La eclosión reciente de estas empresas, que emplean las tecnologías de la información para ofrecer servicios financieros de forma más rápida y eficiente ha revolucionado los mercados bancarios. Muchos ven a estas compañías como una amenaza para los operadores establecidos. Pero no todo es competencia, como argumentan Miklos Dietz, Jared Moon, and Miklos Radnai en un interesante artículo publicado en la web de la consultora McKinsey.

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Muchas empresas de fintech han demostrado su eficacia para ofrecer a los clientes individuales servicios de retail banking, préstamos, gestión de inversiones y de sistemas de pago, lo que aumenta la impresión de que están logrando regatear a los bancos tradicionales y alterando el panorama establecido gracias a su capacidad de innovación, explican los autores en su artículo (Fintechs can help incumbents, not just disrupt them).

“Sin embargo, nuestro análisis más reciente sugiere que la estructura de la industria fintech está cambiando y que está surgiendo un nuevo espíritud de cooperación entre ellas y los operadores tradicionales”, afirman. McKinsey examinó la actividad de más de 3.000 empresas incluidas en su base de datos y descubrió que muchas de ellas se dedican a trabajar no con clientes finales sino para otras empresas. En concreto, el porcentaje de fintechs que trabajan B2B (business to business) ha pasado del 34% en 2011 al 47% en la actualidad. Desde luego, estas fintech también pueden desarrollar productos dirigidos al cliente final (B2C), pero trabajan también como proveedores de servicios para bancos establecidos que siguen manteniendo la relación  con el cliente.

En concreto, la banca corporativa y de inversión es el sector donde las fintech se asocian de manera más fluida con los proveedores convencionales, según McKinsey. Según la consultora, dos terceras partes de las fintech que operan en este sector se dedican a ofrecer servicios a otras empresas. Sólo un 21% intenta romper la intermediación del banco con el cliente y se dirige directamente a estos. Y, realmente, sólo un 12% de las fintech trabajan en el área más disruptiva del sistema, la que intenta crear un marco totalmente nuevo como ocurre por ejemplo con las que se mueven en el ámbito de las monedas virtuales basadas en la tecnología blockchain.