Gracias a los avances tecnológicos el mundo se encuentra en un constante cambio orientado a mejorar cada vez más la vida de las personas, y no únicamente en los países desarrollados, sino también en los más desfavorecidos, a los que la tecnología se va acercando cada vez más. Actualmente, dos mil millones de personas y 200 millones de pequeñas empresas en las economías emergentes carecen de acceso a ahorros y a créditos formales. Por otro lado, realizan transacciones exclusivamente en efectivo y no poseen una forma segura de invertir su dinero. Sin embargo, con el panorama tecnológico actual, esta realidad se está convirtiendo en una muy diferente.
El éxito de la inclusión financiera implica llegar a estas personas y pequeñas empresas con productos que van más allá de los pagos y que pueden mejorar significativamente sus vidas. Los sistemas de dinero móvil ofrecen una doble promesa, se presentan como un motor para la inclusión financiera y como una oportunidad comercial de mercado emergente para los proveedores.
Según la consultora McKinsey, para los proveedores de servicios financieros digitales, el dinero móvil puede ser una puerta de entrada a mercados enormes. Las finanzas digitales tienen el potencial de llegar a más de 1.600 millones de nuevos clientes minoristas en las economías emergentes y de aumentar el volumen de préstamos otorgados a individuos y a empresas.
Según los organismos internacionales de desarrollo, el dinero móvil convertirá la pobreza en un problema del pasado, permitiendo a millones de personas realizar transacciones a las que antes resultaría imposible tener acceso. En los últimos años la telefonía móvil se ha convertido en el catalizador de una transformación política, económica y social en el sur del planeta, lugar en el que el número de dispositivos móviles se ha disparado y donde crecen monederos virtuales, es decir, las plataformas que permiten guardar y transferir dinero en formato digital.
Sin embargo, las empresas que buscan aprovechar la oportunidad de dinero móvil se enfrentan a un panorama lleno de incógnitas, como por ejemplo cómo funcionará la cadena de valor de dinero móvil en la práctica o el posible comportamiento del consumidor. McKinsey ha realizado un estudio con el que pretende despejar varias incógnitas en torno al dinero móvil, examinando los datos financieros reales de una muestra de proveedores de dinero móvil.
Las conclusiones del estudio apuntan a que si bien la oportunidad para los proveedores es significativa y asequible, algunos proveedores deberán cambiar su mentalidad para tener éxito. Tendrán que invertir a largo plazo y estar preparados para trabajar de nuevas maneras.