La mayoría de las personas que piensan en dejar su empresa y buscan un puesto que les venga mejor comparten dos cosas: prefieren que sus jefes no lo sepan … y usan internet para encontrar ofertas y oportunidades.
Pero el anonimato es algo cada vez más difícil de conseguir en el entorno digital. Aun teniendo el máximo cuidadado, la navegación, las búsquedas o la actividad en redes sociales dejan numerosas pistas sobre el comportamiento y los intereses personales. Este último, el de las redes sociales, es el filón de datos que exprime una start-up, Joberate, que recoge la información pública disponible en millones de cuentas de redes sociales y tras pasarlas por sus filtros, establece un ranking, llamado J-Score (por Job-Score) que estima el nivel de interés por la búsqueda de empleo que tiene cada persona.
Joberete espía el tipo de comentarios y enlaces de cada individuo. Si un empleado empieza a seguir cuentas corporativas en Twitter, pincha en links relacionados con la confección de currículos, mejora la información laboral y formativa que aparece en sus perfiles en cuentas sociales o aumenta su actividad en LinkedIn su J-Score aumenta.
Joberate ofrece su servicio a empresas. Y, por tanto, entrega a sus clientes información sobre el J-Score de sus empleados para que estos se hagan una idea del grado de satisfacción que sienten sus trabajadores o puedan actuar para retener a aquellos que les interesan. Esta es la información textual que da Joberate en su página web: “Nuestra plataforma ofrece análisis en tiempo real sobre el nivel de compromiso con el puesto de trabajo de cada individuo y ayuda así a las empresas a retener a los empleados de más nivel”.
El trabajo que lleva a cabo Joberate también levanta recelos sobre la amenaza para la privacidad personal que supone y alimenta el debate sobre el cuidado de la intimidad y la seguridad personal en internet. Un buen ejemplo sobre dónde están los límites lo aporta el propio Joberate. Para demostrar la capacidad de su herramienta, ofrece en abierto en su web un índice llamado J-Index Average en el que mide el comportamiento de los empleados de las empresas englobadas en el Fortune 100.
Según sus datos, los que más inquietos están por encontrar nuevos horizontes son los trabajadores de Caterpillar, que aparecen en el puesto primero del ránking. Y en el otro extremo están los empleados de Pfizer, qeu son los que menos se preocupan por indagar cómo anda el mercado laboral. Habría que ver si a los trabajadores e, incluso a las empresas, les gusta que se airee de esta manera el ambiente que se respira en ellas.