Fuente: The Economist |
Fiel a su capacidad de análisis y creatividad, The Economist publica un interesante mapa del movimiento de los indignados, que el pasado sábado movilizó a miles de personas en todo el mundo.
El movimiento, que nació en España y tuvo en vilo a las autoridades durante muchas jornadas por la ocupación de la plaza del Sol en Madrid y la plaza de Catalunya en Barcelona coincidiendo con las anteriores elecciones autonómicas y locales, tiene en común a nivel global el objetivo de cambiar determinados comportamientos de lo que podríamos denominar como élites (políticos,banqueros, empresarios…), aunque cada país tiene su singularidad.
Como recuerda The Economist, el principal argumento de las protestas en China – el sistema educativo- nada tiene que ver con la queja mayoritaria en Reino Unido, relacionada con la frustración con los banqueros. En España y Grecia, los cerca del 50% de jóvenes en paro son un argumento más que sobrado para generar este movimiento.
En el gráfico, se combina el movimiento con la tasa de desempleo juvenil, el crecimiento desde 2008 y la deuda pública en proporción al PIB, en un ejercicio interesante para ver las diferencias entre países. Al final, hay una demanda en común: la necesidad de revisar el funcionamiento de alguno de los elementos esenciales del sistema político, económico y social tal y como lo conocemos.