Aunque la responsabilidad social corporativa ha existido siempre, ha sido en años recientes cuando se ha convertido en algo más que una mera estrategia de mostrar una cara amable de la empresa y, como solía decirse, devolver a la sociedad parte de lo que la empresa recibe de ella.
Hoy, la responsabilidad social corporativa se ha convertido casi en una obligación estratégica para cualquier compañía que pretenda ocupar una posición de referencia en su mercado. Y así lo han entendido buena parte de las grandes corporaciones.
Lo que realmente ha supuesto un paso adelante de mayor transcendencia es la iniciativa lanzada en 2010 por dos de las personas más ricas del planeta: Warren Buffet y Bill Gates. Su iniciativa The Giving Pledge, cuyo punto de partida fue la cesión del 50% de su riqueza a causas relacionadas con la acción social, ha tenido un éxito notable, y como señala este interesante reportaje de WSJ (‘The Biggest gift in the world’), está creando una especie de club de super ricos en EEUU que destinan importantes cantidades a las iniciativas sociales.
De hecho, las reglas de este club son muy simples: para ser socio hay que ser multimillonario y dedicar al menos la mitad de tu riqueza a la filantropía.
Warren Buffet que recientemente ha “denunciado” los pocos impuestos que pagan los ricos en EEUU, ateniéndose a su propia factura fiscal, y Bill Gates, que lidera junto a su mujer Melinda una de las fundaciones con mayor repercusión social en la lucha contra la pobreza y las desigualdades, pueden estar satisfechos de esta iniciativa, que está arrastrando, explica WSJ en este vídeo, a otras muchas fortunas a participar en el club de los ricos filántropos.