¿Cómo se las ingenian las compañías para crear valor y ganar competitividad en una época de creciente complejidad? Según explican en The Boston Consulting Group (BCG), muchas de las técnicas convencionales de gestión están quedando obsoletas. El afán por incrementar la coordinación, la rendición de cuentas y la medición se convierten en trampas burocráticas que hacen dedicar recursos a tareas estériles.
Así lo defiende en este vídeo en Ted Talk, Yves Morieux, director de Management de la Consultora internacional, que ofrece datos realmente sorprendentes. En las organizaciones más complejas, los managers dedican el 40% de su tiempo escribiendo o examinando informes y entre un 30% y un 60% en reuniones. En lugar de instaurar enormes aparatos formales de normas y procedimientos, las empresas actuales deben por generar una cultura que estimule la creatividad de cada miembro de la organización, concediendo autonomía y estimulando la cooperación para encontrar soluciones a los desafíos complejos, dice Morieux.
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Los principios de la Smart Simplicity han sido expuestos por Morieux también en el libro Six simple rules. How to manage complexity without getting complicated, publicado por Harvard Business Review, donde explica cómo deben las empresas crear un ambiente adecuado para que sus trabajadores cooperen y aporten valor por ellos mismos.
Estas son las seis Smart Rules of Simplicity, tal y como las formula Mourieux.
1. Entender cuál es el trabajo de los compañeros
La gente tiene que entender cuál es realmente el trabajo de sus compañeros; los objetivos y desafíos que tienen, los recursos que utilizan y los límites en los que trabajan. Este conocimiento no se obtiene con una explicación teórica; sólo se consigue mirando e interactuando.
2. Refuerza a la gente integradora
Los conflictos entre departamento o diversas áreas de negocio son comunes. Una solución es crear departamentos de coordinación, que normalmente sólo producen un aumento de los conflictos. Morieux propone apostar por individuos o grupos específicos de personas hábiles en la facilitación y la resolución.
3. Refuerza la cantidad de poder disponible
Normalmente, las personas con menos poder en la organización son las más proponensas a cooperar, hasta que se cansan de ello y deciden limitarse a lo suyo. Las empresas tienen que intentar que todos salgan de la seguridad de sus nichos, confíen en otros, muestren iniciativa y sean transparentes.
4. Aumenta la reciprocidad
Un buen modo de espolear la cooperación productiva es expandir las responsabilidades más allá de aquello sobre lo que se tiene control directo. Si se le pide a los trabajadores que tengan una visión más amplia sobre los objetivos de su labor, ofrecerán aportaciones interesantes sobre problemas que se solapan entre diversos departamentos o que son complejos de entender.
5. Haz que los trabajadores vean el futuro
A menudo los resultados de una iniciativa tardarán años en poderse apreciar. Muchos trabajadores ya no estarán en ese puesto o ni en la misma empresa y no considerarán con verdadera responsabilidad las decisiones que tomen. Los managers han de hacer ver “la sombra del futuro” a todos los que trabajan con él.
6. Penaliza la falta de cooperación
Se deberían penalizar aquellas actitudes y personas poco dispuestas a la cooperación para la resolución de un problema, incluso si el asunto no ocurre en su área. Por el contrario, debería haber beneficios para todos aquellos que aportan de forma rentable para la organización.