¿Sabemos cuánto valen los clicks, los likes y las impresiones en redes sociales? ¿De verdad se lee todo lo que se comparte? Lo cierto es que merece la pena poner en cuarentena las métricas en redes sociales a la vista de algunos estudios y algunos divertidos sucesos de internet.
A comienzos de este mes, el Science Post, una publicación satírica online, publicó un artículo titulado Study: 70% of Facebook users only read the headline of science stories before commenting. La entrada fue un éxito en redes sociales y se compartió miles de veces. El único problema es que el texto era una tomadura de pelo. Un sinsentido lleno de «lorem ipsums» y textos falsos. El Science Post quería demostrar así lo que decía el propio titular, que la gente no lee las entradas en redes sociales y que comparte links sin mirar lo que hay dentro.
La broma del Science Post coincide con el resultado de estudios más complejos. Una investigación de Columbia University recién dada a conocer y de la que se hace eco Marketing Dive señala que, efectivamente, el 59% de los links compartidos en redes sociales lo son sin que se haya leído el contenido previamente. El estudio, se realizó a lo largo de un mes, siguiendo los compartidos de cinco medios informativos.
El trabajo demuestra que los usuarios comparten contenidos en redes sociales fijándose en titulares y en fotos y que dedican poco tiempo a la lectura o pensar si comparten o no el link que están leyendo. Sin duda, es una buena clave para los creadores de contenidos: más que nunca un buen título y una buena presentación son importantes para causar impacto y llegar a audiencias amplias, aunque estas no pasen de la primera impresión.
Si se considera desde el punto de vista de la publicidad, esta tendencia no resulta excesivamente lesiva. Incluso, al contrario. Si se trata de difundir una marca, sin pretender lanzar mensajes complejos, el que la audiencia comparta links sin leer no tiene gran importancia. Lo fundamental es que la imagen corporativa se dispersa de forma rápida y públicos amplios.
Peor lo tienen los autores de contenidos informativos muy trabajados, como los periodistas. Muchos de ellos se sentirán frustrados al saber que, aunque muchas personas hayan redistribuido sus links, es posible que muchos de ellos no hayan leído la noticia.